Jutba pronunciada en Sevilla, en la llamada "Mezquita de los Andaluces", el 20 de enero de 2012

1ª Parte: Sobre la auto-perfeccionamiento

لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ الْعَظيمُ الْحَليمُ لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ رَبُّ الْعَرْشِ الْكَريمُ اَلْحَمْدُ للهِ رَبِّ الْعالَمينَ

la ilaha illal lahu al‘athimul halimu la ilaha illal lahu rabbul ‘arshil karimul hamdu lillahi rabbil ‘alamin

No hay divinidad sino Allah, el Infinito, Prudentísimo. No hay divinidad sino Allah, Señor del Trono Glorioso. Alabado sea Allah, Señor de los universos.

اَلْحَمْدُ للهِ الاَوَّلِ قَبْلَ الاِنْشاءِ وَالاِحْياء

alhamdu lillahil auuali qabla l'insha'i ual ihia'i ual 'ajiri ba'da fana'il ashia'i

Alabado sea Allah, el Primero anterior a la creación del universo y los seres vivos y el Último luego de la desaparición de todas las cosas.

اَلْحَمْدُ للهِ الَّذى لَمْ يُشْهِدْ اَحَداً حينَ فَطَرَ السَّمواتِ وَالاَرْضَ

alhamdul lil lahil ladhi lam iushhid ahadan hina fataras samauati ual arda

Alabado sea Allah, aquel que no tuvo testigos cuando creó los cielos y la tierra

وَلاَاتَّخَذَ مُعيناً حينَ بَرَأ النَّسَماتِ

ua lat tajadha mu'inan hina bara'an nasamati

y no necesitó ayudante cuando creó los seres.

للّـهُمَّ صَلِّ عَلَى مُحَمَّـدٍ وَآلِ مُحَمَّـد

allahumma salli 'ala muhammadin ua ali muhammadin

Allahumma Bendice a Muhammad y a la Familia de Muhammad

وَصَلَّى اللهُ عَلَى رَسُولِهِ، والأَئِمَّةِ الْمَيامِينَ مِنْ آلِهِ

ua sallallahu 'ala rasulihi ual a'immatil maiamina min alihi

y que Allah Bendiga a Su Mensajero y a los santos Imames de su Familia,

وَسَلَّمَ تَسْـلِيمًا كَثِيـرًا

ua sallama tasliman kaziran

y les otorgue abundante Paz.

صَلَّى اللّهُ عَلَيْهِمْ أَجْمَعِينَ، وَلَعَنَ اللّهُ أَعْداءَ اللّهِ ظالِمِيهِمْ مِنَ الاَ وَّلِينَ وَالاَخِرِينَ

sallal lahu 'alaihim ayma'ina ua la'anal lahu a'da'al lahi thalimihim minal auualina ual ajirina

Allah os bendiga a todos y maldiga a vuestros enemigos.

* * *

AS SALAMU ‘ALAIKUM

أَفَرَأَيْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَاهُ وَأَضَلَّهُ اللَّهُ عَلَى عِلْمٍ وَخَتَمَ عَلَى سَمْعِهِ وَقَلْبِهِ وَجَعَلَ عَلَى بَصَرِهِ غِشَاوَةً فَمَن يَهْدِيهِ مِنْ بَعْدِ اللَّهِ أَفَلاَ تَذَكَّرُونَ

Afaraaita mani ittajatha ilahahu hawahu waadallahu Allahu ‘ala ‘ilmin wajatama ‘ala sam’ihi waqalbihi waya’ala ‘ala basarihi ghishawatan faman iahdihi min ba’di Allahi afala tathakkaruna

«¿Has visto a quien toma como dios a sus deseos y pasiones?. Allah extravía su conocimiento y sella su oído y su corazón y pone una venda en su vista. Así pues ¿Quién le guiará después de Allah? ¿Es que no reflexionan?»

Corán 45:23

Par evitar estar entre los que se refiere Allah (swt) en esta aleya, es necesario un proceso interno que nos aleje del dominio de nuestras pasiones y nuestros deseos.

Este proceso de auto-perfeccionamiento atraviesa por diferentes etapas.

La primera etapa es la vigilia (iaqzah) o atención a uno mismo, es decir, despertarse de la preocupación respecto a la vida mundanal y eliminar nuestra negligencia. Despertar es prestar atención a la propia virtud y espiritualidad. Muchos eruditos, como por ejemplo el Imam Jomeini (ra), afirman que la primera etapa de la auto-purificación es la vigilia. Otros místicos creen que esto es sólo una etapa preliminar y que la primera etapa se produce después de la vigilia. Pero en cualquier caso, no hay duda de que éste es el comienzo. El punto de partida en nuestro camino es despertarnos.

Dijo el Profeta Muhammad (PBd):

“Las personas están dormidas y sólo cuando mueren es que despiertan”.

Bihar al-Anwar, t. 50, p. 134.

Cuando morimos despertamos y jamás volvemos a dormir, pero ya es demasiado tarde. Por lo tanto, debemos estar despiertos desde ya. Si vamos a estar conscientes sólo en el momento de morir, ya no podremos hacer nada.

No solemos recordar la muerte y pensamos como si eso fuera algo que sólo le sucede a otras personas, aunque como dijo Imam ‘Ali (P), debemos trabajar para el ájira como si fuésemos a morir hoy mismo.

La vida pasa rápidamente. Cada día y cada noche nos hacen más viejos, nos acercan al final de nuestra vida en este mundo. Así que tenemos que estar alertas y despertar cuando aún estamos a tiempo. Para hacerlo sólo hace falta determinación y que pensemos cuán importante y significativa es para nosotros esta vida, este viaje, para aproximarnos a Allah (swt).

La siguiente etapa, después de despertarnos, es conocernos a nosotros mismos. Debemos tratar de averiguar qué recursos, oportunidades y opciones tenemos a nuestra disposición, esto es lo que se llama auto-conocimiento (ma’rifat an-nafs) y se considera que es “el conocimiento más beneficioso”.

¿Por qué siempre tendemos a olvidarnos de nosotros mismos y sin embargo continuamente estamos ansiosos por conocer sobre otras cosas?.

Los musulmanes místicos dicen que hay dos mundos: uno externo, consistente en el hermoso mundo natural de los seres humanos, animales, plantas y seres inanimados creados por Allah (swt), y otro mundo interno dentro de nosotros mismos. Y dicen que este mundo dentro de nosotros es el mundo mayor. Lo que Allah ha colocado dentro de nosotros es mucho más grande que todo el mundo físico fuera de nosotros. Al respecto dice Allah (swt) en un hadiz qudsi:

“Ni mi cielo ni mi Tierra podrían contenerme, sólo el corazón de mi siervo creyente es el que puede contenerme”.

"Bihar al-Anwar", t. 55, p. 39.

Por lo tanto, necesitamos conocernos bien a nosotros mismos y no subestimar el potencial que tenemos para la perfección. Hay posibilidades infinitas de perfección ante nosotros y siempre, estemos en el punto en que estemos, podemos avanzar más, porque la distancia entre el hombre y Allah (swt) es infinita y por lo tanto siempre queda la posibilidad de acercarnos aún más a Él.

No debemos conformarnos con nuestros logros. Tenemos que ser más decididos y tener mayores expectativas. Si nuestras aspiraciones son pequeñas cosas lo más probable es que ni siquiera estas lograremos alcanzar. Al contrario, debemos tener grandes ambiciones y aunque no consigamos alcanzarlas por completo, seguramente en el camino sí conseguiremos una recompensa satisfactoria. Como se suele decir, si en un examen vamos a por el 5, lo más probable es que suspendamos, pero si vamos a por el 10, tal vez sólo alcancemos el 7, pero esto ya es bastante mejor que el 5.

Por lo tanto, tenemos que conocernos a nosotros mismos y creer en nuestro potencial, y ser conscientes de las diferentes cosas que pueden beneficiarnos o perjudicarnos en nuestro camino.

La tercera etapa es el cuidado de uno mismo. No es suficiente con saber cosas simplemente; el conocimiento sólo es útil a través de su puesta en práctica. La ignorancia, y menos voluntaria, no es excusa. Tenemos que aprender y luego poner en práctica lo que aprendimos, esto es cuidar de nosotros mismos.

Llegados a este punto hay que estar alerta contra algo que a menudo les sucede a las personas en esta etapa. Cuando por fin llegan a ser conscientes y sensibles a las cuestiones espirituales, lamentablemente, en vez de preocuparse por su propia piedad, en vez de ocuparse más de sus propios problemas, se vuelven críticos respecto a otras personas y esto es muy peligroso. Un verdadero creyente, en las cuestiones espirituales, ante todo debe ocuparse de sus propios problemas. Dijo el Profeta Muhammad (PBd):

“Bendito es quien está tan ocupado pensando en sus propios defectos, que no tiene tiempo para pensar en los defectos de otros”.

"Bihar al-Anwar", t. 1, p. 205.

Así pues, debemos comenzar por criticarnos y evaluarnos a nosotros mismos antes de mirar a otros. Esto no significa que debamos ser indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor, ya que el Islam de ningún modo aparta al individuo de la sociedad que le rodea, pero si queremos ser más útiles para nuestra comunidad y sociedad, entonces primero debemos empezar por nosotros para después poder ayudar a los demás.

Así, debemos cuidar de nosotros mismos. Pero, ¿cómo cuidar de nosotros mismos?. ¿Es suficiente sólo con rezar y recitar el Corán?. ¿Basta con servir a la sociedad simplemente haciendo trabajos comunitarios?.

El Islam propone sus enseñanzas en tres campos; uno es el campo de la creencia de la fe, otro es el campo de la acción de la ley, y el tercero es el campo de los estados del carácter de la moral.

FE.- Lo primero que tenemos que hacer es adquirir creencias adecuadas y una apropiada comprensión del mundo. Para ello debemos conocer que sólo Allah (swt) es Quien tiene el control sobre el universo y que son Sus leyes las que tenemos que aplicar para alcanzar el éxito.

Necesitamos tener fe y conocer la manera en que nuestra vida en este mundo pueda garantizar nuestra felicidad en la otra. Debemos tener una creencia correcta y ser especialmente cuidadosos para comprender la relación entre nuestra vida en este mundo y nuestra vida en el Más Allá. Tal es la importancia de esto, que Allah (swt) dedicó alrededor de un tercio del Glorioso Corán a hablar de la otra vida, para enseñarnos que la vida eterna es aquello para lo que realmente tenemos que prepararnos.

Por tanto lo primero que debemos alcanzar es una fe correcta, teniendo claro que el concepto de fe en el Islam difiere del que se tiene en el mundo cristiano-occidental en el que vivimos. La fe en el Islam implica creencia y convicción, pensamiento y sentimiento. La creencia es un tema de la mente, es la dimensión racional a través de la cual llegamos a comprender la realidad. La convicción es un tema del corazón, es la dimensión sentimental por la que alcanzamos la evidencia de la creencia.

Esta es la creencia verdadera, la que es comprendida por nuestra mente y sobre la que alcancemos certeza, siendo asumida por nuestro ser. En definitiva, debemos comprender la realidad con la mente y asumirla con el corazón.

En la fe se fundamentan los principios del Din, la doctrina del Islam.

ACCIÓN.- Cuando la fe traspasa los límites del corazón salta al campo de la acción. Podríamos decir que en este campo es donde se genera la ideología emanada de la doctrina, entendiendo la palabra “ideología” como el campo práctico de la doctrina. Es el campo de la shari’ah.

La acción, la práctica, debe ser coherente con nuestra creencia, por lo que debemos tratar de cumplir con nuestras obligaciones y observar todas las exigencias de nuestra fe, al tiempo que debemos alejarnos de todo lo ilícito. Aunque tengamos adecuadas creencias y cumplamos con todas nuestras obligaciones religiosas, pero al tiempo no dejemos de cometer pecados, no tendremos éxito. Por tanto debemos realizar actos de devoción y abstenernos de los pecados y de las malas acciones.

No debemos cometer ni siquiera un sólo pecado. Por supuesto que somos seres humanos y podemos incurrir en equivocaciones, pero un verdadero creyente es aquel que, si comete un error, en primer lugar se siente triste y se amarga por ello, y en segundo lugar, se arrepiente rápidamente y decide sinceramente no repetir el mismo error otra vez. Por lo tanto, si cometemos un pecado debemos arrepentirnos lo antes posible.

En absoluto tenemos que caer en el error de aquellos que piensan que la shari’ah sólo es necesaria al comienzo de nuestro viaje espiritual y que después debemos preocuparnos únicamente por los requisitos del camino (tariqah). El Profeta (PBd) y los Imanes (P) siempre siguieron la shari’ah y no hay nadie que pueda afirmar ser más devoto y piadoso que ellos.

Tampoco debemos caer en el error de que es suficiente únicamente con respetar la shari’ah, porque de actuar así permaneceremos siempre en el nivel más bajo.

Si queremos alcanzar los niveles superiores, además de cumplir con la shari’ah, debemos tratar de ir más allá de la realización de meros actos rituales, e intentar descubrir el espíritu contenido en cada uno de ellos.

Si continuamente practicamos como debemos, poco a poco, la luz de nuestras obras iluminará nuestros corazones. Por poco que hagamos se puede construir sobre ello, mientras no cometamos pecados. El Profeta Muhammad (PBd) dijo:

“¡Oh Abu Dharr!, teniendo piedad, sólo basta suplicar en la medida de la sal que es suficiente en la comida. ¡Oh Abu Dharr!, el ejemplo de quien suplica sin practicar es como el que intenta disparar una flecha sin arco”.

"Bihar al-Anwar", t. 74, p. 85.

MORAL.- Todo lo anterior no es más que un preludio para llegar al verdadero objetivo de la religión, el campo de la moral, del ajlaq, el campo en el que tenemos que intentar que nuestro carácter sea un carácter divino. El propio Profeta del Islam (PBd) ratificó esto cuando dijo:

“Fui enviado como Profeta únicamente para perfeccionar las virtudes del carácter”.

Además de tener creencias adecuadas, de cumplir con nuestras obligaciones y abstenernos de los pecados, lo siguiente que debemos hacer es mirar dentro de nosotros y averiguar qué buenas cualidades nos faltan para buscarlas y qué malas cualidades tenemos para que podamos eliminarlas. Debemos formar nuestro carácter con nuestra voluntad y esto es lo que normalmente aprendemos en la ciencia del ajlaq, siendo esta tarea mucho más difícil que tener creencias adecuadas o buena práctica.

A menudo tenemos malos hábitos que son difíciles de cambiar o incluso de notar, porque casi se han vuelto parte de nosotros. Ante esta situación tenemos que luchar en busca de su cura. Es como una enfermedad para la que se necesita una terapia para vencerla. Para ello tenemos que identificar nuestros malos hábitos y luego debemos prometernos a nosotros mismos que dejaremos de actuar de acuerdo a ellos, para que éstos gradualmente se vuelvan más y más débiles, hasta que consigamos eliminarlos de nosotros.

Por tanto, el objetivo de esta dimensión es: primero la purificación, es decir, eliminar los defectos morales y las enfermedades del corazón, y segundo, el embellecimiento de nuestro carácter con adornos morales reflejos de Allah (swt) como la justicia, la humildad, la sabiduría, etc. Cuando esto ocurre, ocurre que el Carácter divino de manifiesta en el hombre, como podemos ver en el caso de los Profetas (P).

El proceso de auto-perfeccionamiento es un desafío de por vida, no tiene un plazo determinado, no tiene fin. Por el contrario, mientras sigamos en este mundo, hasta el último momento de nuestra vida, debemos ser cuidadosos con él y no debemos perder ninguna oportunidad para avanzar en este proceso, porque por mucho que logremos adquirir, en primer lugar no hay garantía de que vamos a preservar lo adquirido, y en segundo lugar, incluso si conseguimos preservarlo, eso no constituirá una provisión suficiente para nuestro viaje eterno.

Antes de reunirnos con Allah (swt) no hay tiempo para el descanso. Insha’ Allah que cuando nos reunamos con Él entonces podamos descansar. Mientras tanto debemos asegurarnos de que nuestras alforjas estén repletas de buenas características y buenas acciones, para obtener el beneficio de ellas en este mundo, y luego llevarlas al Más Allá.

Por lo tanto, debemos continuar con nuestro proceso de auto-perfeccionamiento hasta encontrarnos con Él y Él (swt) esté satisfecho con nosotros.

Como conclusión, recordar que hay diversas etapas que debemos atravesar en el camino de la auto-perfección. Primero debemos despertar de nuestro sueño de negligencia y percatarnos de la realidad de nuestra existencia, sólo entonces nos conoceremos a nosotros mismos y cuidaremos de nuestras acciones. Esto debe ir acompañado de verdaderas creencias y fe en Allah Único. La fe no está completa sin las buenas acciones y por lo tanto, debemos también abstenernos de los actos prohibidos. Por último, debemos librar nuestra alma de las malas cualidades y los malos hábitos.

Aunque es difícil emprender el camino, Insha’ Allah con la gracia del Altísimo obtengamos el éxito para completar estas etapas y lograr fácilmente la proximidad a Él.

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UAL ‘ASR...

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2ª Parte: Sobre la necesidad de argumentaciones realistas

اَللّـهُمَّ اِنّي اَفْتَتِحُ الثَّناءَ بِحَمْدِكَ، وَاَنْتَ مُسَدِّدٌ لِلصَّوابِ بِمَّنِكَ، وَاَيْقَنْتُ اَنَّكَ اَنْتَ اَرْحَمُ الرّاحِمينَ في مَوْضِعِ الْعَفْوِ وَالرَّحْمَةِ، وَاَشَدُّ الْمُعاقِبينَ في مَوْضِعِ النَّكالِ وَالنَّقِمَةِ، وَاَعْظَمُ الْمُتَجَبِّرِينَ في مَوْضِعِ الْكِبْرياءِ وَالْعَظَمَةِ،

Allahumma ini aftatihu azzana’a bihamdika. Ua anta musaddidu lissauaabi bimmanika. Ua aiqantu Annaka anta arhamu al rahimin fi mauadhi’i al ‘afui ual rahmati. Ua ashaddu al mu’aquibin fi maudhi’i annakaali ua annaqimati. Ua a’thamu almutayabbirin fi mauadhi’i alkibria’i ua al’athamati.

¡Allahumma!, comienzo el elogio con Tu alabanza, pues eres Tú quien conduce infaliblemente y por Tu Gracia, hacia la verdad, y porque he llegado al convencimiento de que Tú eres el más Clemente de los clementes cuando se trata del Perdón y la Misericordia. El más firme de los que castigan, cuando se trata del Castigo y de la Venganza. Y el más Grande de los grandes, cuando se trata de la Gloria y la Majestad.

اَللّـهُمَّ صَلِّ عَلى مُحَمَّد عَبْدِكَ وَرَسُولِكَ، وَاَمينِكَ، وَصَفِيِّكَ، وَحَبيبِكَ، وَخِيَرَتِكَ مَنْ خَلْقِكَ، وَحافِظِسِرِّكَ، وَمُبَلِّغِ رِسالاتِكَ

Allahumma salli ‘ala muhammad ‘adika ua rasulika. Ua aminika. Ua safiika. Ua habibiika. Ua jiaratika min jalqika. Ua hafithisirrika. Ua muballigi risalatika.

¡Allahumma!, Bendice a Muhammad Tu siervo y Tu Profeta, Tu confidente, Tu elegido, Tu bien amado y la mejor de Tus criaturas, el guardián de Tu secreto, el que comunica Tus mensajes.

اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى عَليٍّ اَميرِ الْمُؤْمِنينَ، وَوَصِيِّ رَسُولِ رَبِّ الْعالَمينَ

Allahumma ua salli ‘ala ‘aliin amir al mu’minin. Ua uasii rasuli rabbi al ‘alamin.

¡Allahumma!, Bendice también a Tu servidor ‘Ali, ‘Amir al mu’minin, heredero del Mensajero del Señor de los Mundos.

وَصَلِّ عَلَى الصِّدّيقَةِ الطّاهِرَةِ فاطِمَةَ سَيِّدَةِ نِساءِ الْعالَمينَ

Ua salli ‘ala assiddiqati at tahirati fatima saiidati nisa’i al ‘alamin.

Bendice también a la Verídica y Pura Fatimat az Zahra, Señora de las mujeres del universo.

وَصَلِّ عَلى سِبْطَيِ الرَّحْمَةِ وَاِمامَيِ الْهُدى، الْحَسَنِ وَالْحُسَيْنِ سَيِّدَيْ شَبابِ اَهْلِ الْجَّنَةِ

Ua salli ‘ala sibtai alrrahmati ua imaamai alhuda. Al hasan ual husain saidai shabaabi ahlil yannati.

Bendice también a los dos niños de la Misericordia, los dos Imames del Camino Recto, Hasan y Husein, Señores de los jóvenes del Paraíso.

وَصَلِّ عَلى اَئِمَّةِ الْمُسْلِمينَ، عَلِيِّ بْنِ الْحُسَيْنِ، وَمُحَمَّدِ ابْنِ عَلِيٍّ، وَجَعْفَرِ بْنِ مُحَمَّد، وَمُوسَى بْنِ جَعْفَر، وَعَلِيِّ بْنِ مُوسى، وَمُحَمَّدِ بْنِ عَلِيٍّ، وَعَلِيِّ بْنِ مُحَمَّد، وَالْحَسَنِ بْنِ عَلِىٍّ، وَالْخَلَفِ الْهادي الْمَهْدِيِّ، حُجَجِكَ عَلى عِبادِكَ، وَاُمَنائِكَ في بِلادِكَ صَلَاةً كَثيرَةً دائِمَةً

Ua salli ‘ala aimmati al muslimin. ‘ali ibn alhusain, Ua muhammad ibn ‘ali, ua ya’far ibn muhammad, Ua musa ibn ya’far. Ua ‘ali ibn musa. Ua muhammad ibn ‘ali. Ua ‘ali ibn muhammad. Ua Hasan ibn ‘ali. Ua aljalafi alhadi al mahdii. Huyayika ‘ala ‘ibadika. Ua umana’ika fi biladika salaatan kaziratan da’imata.

Bendice también a los Imames de los musulmanes: ‘Ali Ibn al Husein, Muhammad al Baqir, Ya’afar as Sadiq, Musa al Kazim, ‘Ali ar Ridha, Muhammad al Yauad, ‘Ali al Hadi, al Hasan al Askari y el Sucesor. Son Tus evidencias para Tus siervos y Tus confidentes en Tu nación (la tierra). Bendícelos, mucho y siempre.

اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى وَلِىِّ اَمْرِكَ الْقائِمِ الْمُؤَمَّلِ، وَالْعَدْلِ الْمُنْتَظَرِ، وَحُفَّهُ بِمَلائِكَتِكَ الْمُقَرَّبينَ، وَاَيِّدْهُ بِرُوحِ الْقُدُسِ يا رَبَّ الْعالَمينَ

Allahumma ua salli ‘ala ualii amrika alqa’imi almu’ammali. Ua al’dli almuntathari. Ua huqqahu bimala’ikatika almuqarrabin. Ua aiidhu biruhi alqudusi ia rabba al’alamin.

¡Allahumma!, Bendice igualmente al Tutor de Tu Orden (precepto), al Qa’im, el Levantador esperado y el Justo esperado. Rodéalo de Tus ángeles, los más próximos a Tu Gloria y sostenlo por el Espíritu Santo, ¡oh, Señor de los Mundos!.

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Hermanos, temamos a Allah con el temor de los esperanzados, afirmémonos en el Islam y aferrémonos al asidero más firme. E igualmente, seamos ordenados en nuestros asuntos.

A comienzos de este mes, como cada 2 de enero, se conmemoró en Granada un nuevo aniversario de la conquista de la ciudad por las tropas cristianas al mando de los famosos Reyes Católicos. Como cada año, una vez más, esta conmemoración sirvió para convocar a las huestes fascistas de toda España, y como cada año, grupos de todo tipo opuestos a esta celebración intentaron hacerse oír, aunque en muchos casos con argumentos tan ajenos a la realidad como los de la España Imperial que tanto añoran los de la otra orilla.

Como derrotado, como heredero de los derrotados de la calle aquel 1492, y como ciudadano del actual supuestamente democrático y plural estado español, creo que son varios los motivos por los que esta celebración, como tantas similares en otras ciudades aunque no tengan tanta repercusión, debiera de pasar a la historia. Sin embargo, no deja de resultarme chocante que como contraposición al oscurantismo que llegó del norte, muchos presenten a un idealizado Al-Andalus, o mejor dicho, unos idealizados regímenes andalusíes.

Más chocante aún me resulta cuando los que venden estos cuentos de hadas son propios musulmanes de esta tierra. Soy consciente que para muchos musulmanes hablar de la historia, especialmente de la historia crítica en todo lo que se refiere al Islam, es un tema tabú, sin embargo, el conocimiento de la historia real es algo que puede ayudarnos, a veces de manera absoluta, a comprender los hechos del presente, e igualmente observando el presente podemos comprender la realidad de muchos acontecimientos históricos, también los de nuestra tierra.

Creo que como musulmanes debemos ser lo suficientemente abiertos de miras y autocríticos como para no engañarnos a nosotros mismos ni caer en la demagogia. Idealizar a los reyezuelos de Al-Andalus, llorar por un Boaddil o por un Almutamid, es lo mismo que idealizar a los actuales reyezuelos del Golfo, que llorar por un Saud o por un Al-Jalifa. Si hoy nos llevamos las manos a la cabeza y criticamos que las monarquías del Golfo sean aliadas de los EE.UU. y del ente sionista en su lucha contra los musulmanes, ¿qué diferencia hay, por ejemplo, con aquellos reyes nazaries supuestamente musulmanes que se alían con los reyes de Castilla para luchar contra otro supuesto rey musulmán, el de Sevilla, y entregar este reino a los cristianos?. Casos como este hubo muchos en la historia de Al-Andalus y todos sabemos como acabó Al-Andalus, insha Allah no tengamos que ver lo mismo en el Golfo, por ejemplo.

Sabiendo la tierra en la que vivimos, sabiendo que a pesar de haber pasado mas de 500 años desde la derrota de los musulmanes en ella la islamofobia histórica es algo muy vivo en los poderes gobernantes y los reales, y en buna parte de la población, y que la neoislamofobia política no hace más que alimentar a la otra. Sabiendo que nuestra posición de debilidad es absoluta, aun así, creo que no debemos caer en el maniqueísmo facilón sino buscar argumentos de peso desde el punto de vista islámico, no supuestos argumentos románticos fácilmente desmontables.

Esto no lo digo sólo para el tema con el que he iniciado esta jutba, sino para todos los temas que tratemos, máxime en público, máxime ante un público no musulmán.

Se me viene a la cabeza ahora otro ejemplo. Ocurrió el pasado viernes, algunos estabais presentes. En la charla que se estaba dando en cafetín esta casa, el orador en un momento determinado presentó a los musulmanes como gente de una integridad absoluta incapaces de cometer ningún acto de perversidad ni aún en la guerra, al contrario que lo cristianos, ejemplificados en los serbios, gente cruel que no dudaba en matar y violar a sus enemigos.

Uno de los asistentes a la charla, un no musulmán, matizó que durante la I Guerra Mundial, el ejército otomano, musulmán, habían violado a muchas mujeres armenias. Evidentemente este hombre con su matización no quería hacer sangre, porque de haber sido así no tendría que rebuscar en el conflicto armenio para encontrar ejemplos de depravación en supuestos musulmanes, ya que desde los primeros tiempos del Islam hasta hoy mismo son muchos los que llamándose musulmanes han cometido todo tipo de actos de perversidad, eso sí, generalmente cometidos contra los propios musulmanes, ¿o es que acaso los criminales jariyitas no se decían musulmanes?, ¿o es que acaso el ejercito de Yazid, al que Allah maldiga, que atacó Meca, destruyó la Caaba, asesinó a decenas de sahabas y tabiin y violó a cientos de mujeres, no se decía musulmán?, ¿no se decía musulmán -y aún más, Califa- su jefe?, y viniendo a nuestros tiempos, ¿no se dicen musulmanes los neojariyitas wahabo-sálafis que un día sí y otro también ponen bombas en mezquitas, en mercados, en procesiones de peregrinos, etc.?. ¿De verdad podemos decir con tanta alegría que los musulmanes somos mejores que los cristianos, que los serbios?.

Si nuestros argumentos se basan en el simple maniqueísmo como decía antes, sin más fundamento, nos arriesgaremos a que con gran facilidad nos saquen los colores en cualquier debate público, y aunque nuestras intenciones fueran buenas y positivas, podemos terminar causando más mal que bien a aquello que pretendemos defender. Muchas veces el silencio es mejor que la palabra equivocada.

Ante nosotros mismos y ante la sociedad, y en todos los temas ya sean sociales, históricos, de creencia, etc., debemos ser autocríticos, coherentes, estudiosos de la realidad huyendo de las verdades supuestamente irrefutables, si es que queremos llegar a la verdad de las cosas. No debemos temer que esa realidad no nos guste, o no vaya a juego con nuestra idealización de lo que sea. Sólo conociendo las causas del mal podremos hacer algo para mejorarlo, y esto nunca ocurrirá ocultándolo, endulzándolo o disfrazándolo.

Alabado sea Allah al principio y al final.

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Hermanos, pido el perdón de Allah y Su Indulgencia de para mí y para vosotros, y pido por el perdón de mis pecados y los vuestros.

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KUL HUA...

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Allahumma otorga alegría a los habitantes de las tumbas.

Allahumma enriquece a todo pobre.

Allahumma sacia a todo hambriento.

Allahumma viste a todos los desnudos.

Allahumma salda la deuda de todo deudor.

Allahumma consuela a todos los entristecidos.

Allahumma retorna a todos los extraviados.

Allahumma libra a todo prisionero.

Allahumma soluciona todos los problemas de los musulmanes.

Allahumma da curación a todos los enfermos.

Allahumma pon fin a nuestra pobreza con Tu opulencia.

Allahumma cambia nuestro mal estado con Tu buen estado.

Allahumma mantennos firmes en Tu camino, y pretégenos de la negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes hacia Ti.

Allahumma lo que Tú nos has hecho saber de la Verdad, háznoslo aplicar y lo que de la Verdad se nos ha escapado indícanoslo.

Allahumma ayuda a todos aquellos que combaten verdaderamente en tu nombre y por tu causa y otórgales la victoria.

Allahumma, apresura la reaparición de nuestro maestro, Imam az Zamaan, Al Mahdi (P), que nuestras almas y las de todos en el universo se sacrifiquen por él, e inclúyenos entre sus ayudantes y soldados. Aamiim.

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Jutba pronunciada por el Presidente de la Comunidad Islámica Duodecimana Baiatullah, Mikail Alvarez Ruiz